Un político tiene que vivir como el pueblo

Los políticos de casi todo el mundo, sin excepciones, son necesarios en una sociedad. Desde remotos tiempos incluyendo la famosa estructura social romana, nada ha cambiado en el fondo.


Chile, por ejemplo, usándolo como factor general, tiene una gama de surtidos colores y divisiones. Nada que envidiar a otros países, donde impera la corrupción y el regalo del erario nacional para mantener un montón de zánganos que no muchas utilidades le prestan al querido pueblo que les provee el suculento sueldo.


¿Por ejemplo, han visto alguna vez que un político que llega a ser diputado, senador, gobernador, alcalde o concejal; ¿sea neofascista, conservador, radical, ppd, dc, socialista o comunista vivir como el pueblo? No me refiero a ese simple simpatizante o militante de base de cualquiera de estos partidos sino a su clase dirigentil que se arrepollan millones en sueldos y, aun así, piden más y se elevan sus sueldos sin que el pueblo tenga la más mínima participación salvo de vivir con el salario mínimo. Sin mencionar la explotación de contratar solo por un ano a un o una trabajadora para evitar que se les apliquen leyes que burla el empresariado en general y las pequeñas empresas.


Para que hablar del sueldo del sistema judicial o de las fuerzas armadas, amén del Contralor General de la República que es uno que nadie sabe su sueldo o si se lo sube cuando se le da la gana porque así la constitución se lo permite.


Demás está decir que cuando se abren las campanas para elecciones todos obtienen una brutalidad de dineros que el Servel por ser un órgano colegiado, pero con una ley que le da atribuciones para otorgarle a cada candidato una suma considerable para sus campanas. Nada que argumentar, pues se necesita una nueva constitución para mejorar estas desigualdades y engaño legal para votar por ineficientes, mentirosos y corruptos candidatos que sin llegar a ser electos tienen en el adn la mentira y el hacerse rico a costa de ese pueblo que muy poco sabe de estar consciente y se hace el engañado o se engaña el mismo al no diferenciar nada de lo que realmente le conviene. Pero ese no es el tema hoy en día, sino el énfasis es saber y diferenciar el político abusador del sistema y que la gente, el pueblo o como queramos identificar los votantes se den cuenta y se pongan como dice el viejo refrán “las pilas” para que se eduquen un poco más de lo que la prensa mentirosa al servicio de los inmediatos dueños de esta, los engañen como ha sido siempre.


Se sabe que hay un descontento, pero llama la atención que precisamente un político de izquierda que ha llegado a las diferentes instancias donde se tiene representatividad legítimamente democrática, no pueda bajarse el sueldo o pedir en las diferentes cámaras del senado o diputados entregar una moción de orden y bajarse los sueldos, por el contrario ha habido jóvenes representantes en comparación a los viejos y mañosos representantes de partidos de izquierda donde en vez de ser una alternativa son absorbidos por los malos hábitos de vivir como ricos cuando no lo son pero van en ese camino por la corrupción que impera en el país pero ellos dicen no verla ni haber tal corrupción. Increíble.


Cuando se acerquen las campañas políticas pregúntenle a los candidatos si están dispuesto a vivir como el pueblo y con los salarios del pueblo, o que el salario no sea tan desigual al simple contribuyente que a diario tiene que ir a la pega en bus, micro, colectivo o metro. Porque después de todo para que sea un verdadero político o servidores público de la nación debe a lo menos tener consciencia de cómo vive el pueblo y si viene de abajo y se le olvido su procedencia, recordárselas, aunque una vez electo como todos sabemos muy pronto se olvidan de sus discursos y prebendas que jamás van a cumplir y si las cumplen serán menos de un 20%, aunque ya eso es un triunfo.


La gente vive engañada porque así lo quiere. Que es lamentable. ¿Podría alguna vez el mundo político infestarse de una buena orientación y legislar leyes que favorezcan al pueblo o en su efecto a la gran mayoría de la población chilena que crece y crece aparte de la llegada de extranjeros que ven un futuro en nuestro país?


La corrupción se baje como las escaleras, de arriba hacia abajo. Eso debe entenderlo el Presidente de la Republica de Chile y que no sea un discurso gatopardista que es la tónica de todos los políticos y más de los de centro, izquierda y progresistas, o sea, hacer cambios para que todo siga igual.
Deje sin mencionar los que ocurre en las notarías, cueva de usureros donde con la ley en la mano y la corrupción escondida bajo el brazo y en muchos casos sin esconderla. Una cosa, así como ocurre con la banda de carabineros ladrones que integran bandas de delincuentes. Y aun así se dice que no hay corrupción.


Definitivamente, vivir como un político en Chile es vivir en un paraíso pese a sus labores de la oposición que solo se dedica a hacer acusaciones ministeriales y nunca dedicarse a legislar leyes para la gente. ¿Quién así no quiere ser un político en Chile?

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