Xiomara Castro Presidente de Honduras

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El pasado 28 de noviembre de 2021, fue electa la nueva mandataria de Honduras. Una mujer que por primera vez en este país atrasado en muchas cosas y con varios gobiernos narcotraficantes, le dejan una herencia plagada de corrupciones, lavados de dineros y una arca fiscal casi en el suelo. Aparte de una inmigración de grandes proporciones y dolores de cabeza para sus países vecinos y para México y Estados Unidos.

Xiomara Castro de 62 años y de izquierda, ganó la presidencia con la coalición Libertad y Refundación. Ex esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya. Propone un socialismo democrático. En su discurso una vez ganada la presidencia dijo: “Tiendo la mano a mis opositores porque no tengo enemigos, llamaré a un diálogo (…) con todos los sectores de Honduras”, aseguró.

Xiomara Castro, sustituirá al Presidente Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional (PN), quien gobernó por dos períodos consecutivos y culmina su mandato en medio de señalamientos de narcotráfico desde Estados Unidos.

El trabajo político que le espera a esta nueva presidente, es enorme. Muchos están con los ojos puestos en este país centroamericano en la medida que su ex esposo fue derrocado en corto tiempo de haber asumido la presidencia hodureña.

Por supuesto que la Presidente Castro, fue tildada de “comunista” por sus contrincantes políticos y la prensa nacional al servicio de la derecha oligárquica, corrupta, asesina y ladrona. Nada nuevo. La derecha es así en todas partes del mundo, todos los que se opone en tiempos de candidaturas, son COMUNISTA, aunque no lo sea.

En esta contienda por la presidencia, tuvo como oponentes estas bellezas: Nasry Asfura, de 62 años y representante derechista del Partido Nacional (PN), ex alcalde de Tegucigalpa; mega empresario de la construcción, que su lema fue luchar contra el comunismo, contra la legalización del aborto y del matrimonio igualitario y está siendo investigado por malversar fondos públicos, en plena campaña.

La otra preciosura es Yani Rosenthal , de 56 años del partido Liberal, también derechista, pero según él de centro. Acaba de cumplir 3 años de condena en USA por lavar activos del narcotráfico. Es empresario exportador, de familia acaudalada y fue ministro de la presidencia del gobierno del destituido Manuel Zelaya, ex esposo de Xiomara Castro.

La nueva mandataria electa dijo: “Nuestro compromiso es garantizarle al joven que aquí en su patria va a encontrar lo que necesita para generar oportunidades y un bienestar para su familia. Es una garantía y una promesa que hemos hecho”.


Por su parte, Transparencia Internacional, muestra a Hondura en el puesto 157 entre 180 países en el índice de percepción de la corrupción del mundo. En gran parte esto se debe al actual gobierno de Juan Orlando Hernández, quien disolvió la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), respaldada por la OEA. Después, el Congreso aprobó un nuevo Código Penal para reducir las condenas por corrupción y un tribunal desestimó los cargos contra casi dos docenas de personas acusadas de malversación de fondos públicos.

Víctor Meza, director de la ONG Centro de Documentación de Honduras (Cedoh), dijo que Xiomara “tiene que hacer un inventario de todas aquellas leyes y reformas legislativas que le permitieron al gobierno actual construir una plataforma para proteger a los funcionarios corruptos”.  “No hay país en el mundo que pueda salir de la pobreza con corrupción”, dijo por su parte el presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) Juan Carlos Sikaffy. Pero no mencionó, que estos inventarios y reformas están supeditadas a las cámaras de legisladores, en su mayoría en manos de la derecha.

El más reciente movimiento social, fue donde una docena de caravanas de migrantes partieron de Honduras desde octubre de 2018 con la esperanza de llegar a Estados Unidos. Huyen de un país golpeado por la violencia de pandillas y por la falta de empleo. El 59% de sus 10 millones de habitantes vive en situación de pobreza. Solo en 2021, 50.000 migrantes hondureños fueron devueltos a casa desde Estados Unidos o México. La pandemia prácticamente duplicó el desempleo, que pasó de 5,7% en 2019 a 10,9% en 2020.

Washington reclama a Centroamérica que mejore las condiciones de sus ciudadanos para evitar la migración hacia Estados Unidos. Pero no hace nada para intervenir en ayuda sin interferencias. Estados Unidos se interesó en los comicios y envió al país al jefe de su diplomacia para América Latina, Brian Nichols, para reunirse con funcionarios y demandar “elecciones transparentes y pacíficas”. Honduras es de los pocos países que tiene relaciones diplomáticas con Taiwán. Durante la campaña se especuló que, de ganar, Xiomara restituiría los lazos con China.

Para el analista Raúl Pineda, ese acercamiento “no es una cuestión ideológica” sino de “intereses” y “oportunidades”. Además, Estados Unidos no quiere perder la amistad de Honduras, donde tiene una base militar desde los años 80. “Tienen una mala relación con El Salvador, una mala relación con Nicaragua… la relación con Guatemala se ha enfriado mucho, por lo que perder Honduras sería perder el control de Centroamérica”, dijo Pineda. “Los estadounidenses sienten que están perdiendo influencia en Centroamérica”.

Finalmente la electa presidente,  plantea legalizar el aborto para causales como la violación en un país altamente conservador, donde la interrupción del embarazo está penalizada en todas sus formas. En promedio, unas 2.300 mujeres son violadas anualmente en el país, el 60% de ellas son menores de edad y un 30% del total resulta embarazada tras el abuso, según cifras del Centro de Estudios de la Mujer de Honduras.

Una enorme tarea para esta mujer que hoy es la presidente de esta nación.

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